domingo, 3 de noviembre de 2013

LOS TEXTOS CON ORACIONES EN CADENA: UN RECURSO PARA LA LECTURA INICIAL

Manuel Valdivia Rodríguez
Niña y maestraSi la oración es la menor unidad del habla, el párrafo es la unidad fundamental del texto. Durante el aprendizaje de la lectura trabajamos mucho con oraciones, pero eso no basta: en algún momento tenemos que llegar a la lectura de párrafos, que son unidades formadas por varias oraciones, necesariamente coherentes y bien cohesionadas. Para todos los efectos de la comunicación escrita, lo que nos interesa es el dominio del párrafo, pues a fin de cuentas es el vehículo portador de segmentos amplios de contenido.
Sin embargo, no podemos llevar a los niños de frente a trabajar con párrafos, puesto que estos suelen ser complejos en cuanto a su gramática, el léxico que emplean y el contenido que exponen. Y para los niños son también complejos visualmente. Por eso se requiere, por razones didácticas, cruzar por una etapa intermedia entre la oración y el párrafo, trabajando con lo que podemos llamar “textos en cadena”, llamados así porque las oraciones que los conforman son claramente visibles pues van una debajo de la anterior.
Un texto en cadena puede ser el siguiente:
“Los niños cantan en el salón.
Cantan una canción muy bonita.
Es una canción dedicada a madre.
Ellos la cantarán en la actuación de la escuela”
Si se tratara de un párrafo, el texto tendría que ser más o menos así:
“Los niños cantan en el salón una canción muy bonita dedicada a la madre. Ellos se preparan para cantar en la actuación de la escuela.”
Si se observa con cuidado, el segundo texto, que es un párrafo, está más cerca del ideal de exposición, pero no está al alcance de los niños aprendices de la lectura. En cambio, el texto en cadena -un tanto artificial, es cierto- brinda más facilidades a los niños para que comprendan lo que se dice y, sobre todo, para que mejoren sus habilidades de lectura, cosa esta que es lo principal.
En primer lugar, los textos en cadena facilitan la entonación. Resulta fácil para los niños producir la cadencia del final de la oración, que es señalado por el punto. Si leyeran el texto en forma de párrafo tendrían que fijarse con el rabillo del ojo que se aproximan a un punto, lo cual es muy difícil para ellos porque seguramente deben concentrase todavía en las palabras y las frases. Por eso sucede que, cuando llegan a un punto, hacen la pausa pero no la cadencia respectiva.
Los textos en cadena facilitan el análisis de cada oración: No les dará mucho trabajo identificar de qué se habla y que se dice en cada una. Al principio tendrán que ser ayudados por las preguntas del profesor, pero al cabo de un tiempo esta tarea de discernimiento llegará a ser habitual. Además, terminada la primera oración pasan a la segunda, pero conservando en la memoria lo principal de la anterior, y de ese modo van sintetizando parcialmente el texto, tarea esta fundamental para la comprensión. Al término de la secuencia tendrán una idea completa de lo que se dice allí y si es necesario sabrán a qué punto acudir si necesitaran volver a un detalle.
Una ventaja innegable de los textos en cadena es que muestran claramente las relaciones lógicas existentes entre las oraciones. Veámoslo examinando de nuevo el texto que nos sirvió de ejemplo al principio: Comprendida la primera oración, “Los niños cantan en el salón”, es fácil descubrir el sujeto tácito de la segunda: “(los niños) Cantan una canción muy bonita”. En la oración que sigue, la frase ‘Es una canción…’ hace referencia a la canción mencionada antes, la que cantaban los niños. Y en la última, resulta sencillo relacionar el pronombre ‘ellos’ con ‘los niños’ mencionados antes, y el pronombre ‘la’, con ‘la canción´. Estas relaciones existirán en los párrafos continuos, pero será difícil para los niños mientras no aprendan a descubrirlas con la ayuda de sus profesores.
En esta presentación solo hemos bosquejado el campo, pero lo dicho podría ser suficiente para pensar en un empleo más frecuente de textos con oraciones en cadena en los dos primeros grados de la escolaridad, cuando se está formando el vocabulario visual y los niños están aprendiendo a analizar textos y leerlos con la entonación apropiada. Y se puede emplear este tipo de texto en grados posteriores, cuando se advierte que algunos niños adolecen todavía de problemas de lectura oral, problemas para el análisis, etc.
Más aun, se puede emplear estos textos cuando se quiere ayudar a sortear algunas dificultades propias del uso escrito del lenguaje. Puede ser necesario emplearlos, por ejemplo, cuando se quiere mostrar la función de pronombres y otros sustitutos, como sucede en el caso siguiente:
“Marcela y Ricardo han terminado juntos su secundaria.
Ella, que siempre destacó en matemática, ha decidido estudiar ingeniería.
Él no se inclina por nada aun, pero es seguro que escogerá algo de arte.
Pero es seguro que ambos harán buenas carreras”.
Si se relee el texto haciendo un ejercicio de metacognición, se verá que cada vez que se halló un pronombre la mente se dirigió a los dos nombres de la primera oración y lo hizo para completar el sentido de las oraciones respectivas. Ese es un mecanismo intelectual que se puede formar usando textos del tipo descrito a manera de trampolín hacia los textos continuos.
Lo mismo puede suceder cuando se quiere mostrar el empleo de los conectores, tan difíciles de manejar sin un aprendizaje específico:
“La anchoveta, pez de tamaño pequeño, se alimenta de animales y plantas minúsculos.
A su vez, sirve de alimento para los peces de mayor tamaño.
Por eso se dice que la riqueza de nuestro mar depende de la existencia de anchovetas.
Si no se consigue evitar la pesca excesiva de la anchoveta, (entonces) sufriremos una merma general en la pesca”.
Y así, en muchos casos.
Es preciso advertir, sin embargo, que no se trata de convertir mecánicamente un texto continuo en un texto con oraciones encadenadas. No basta con separar las oraciones y escribirlas unas debajo de otras, pues es bastante difícil formar textos de este tipo con más de tres o cuatro oraciones. Las reglas sintácticas para la construcción de estos textos no están aún clarificadas por la gramática textual, pero no pasará mucho tiempo para que se consiga exponerlas. No obstante, con lo que sabemos ya tenemos bastante para aprovechar sus ventajas.
Es aconsejable guardar los textos de este tipo, siempre breves según lo hemos explicado, en papelógrafos, para emplearlos en oportunidades sucesivas. No basta con haberlos aprovechado pocas veces con algunos niños y siempre es bueno volver a trabajarlos con otros que no tuvieron oportunidad al principio. Pueden servir para lectura en voz alta, individual o en grupos, pueden servir para ejercicios de análisis en silencio, y todos los alumnos se beneficiarán porque con fortalecerán su vocabulario visual y el manejo subliminal de la gramática. A estas alturas, ya es ocioso recomendar que deben estar escritos con un estilo de letra de imprenta (nunca con letra corrida), naturalmente en minúsculas, salvo las necesarias mayúsculas de comienzo de oración y nombres propios

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